Olea europaea L. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

6644

Se encuentra en la región mediterránea; disperso por gran parte de la Península Ibérica y en las Islas Baleares; frecuente sobre todo en Menorca, y el sur de la provincia de Cádiz.

Florece de mayo a junio.

Vive en bosquetes mediterráneos, sobre cualquier tipo de sustrato, hasta 800 m.Vive en bosquetes mediterráneos, sobre cualquier tipo de sustrato, hasta 800 m.

Como ya se ha apuntado previamente, en la actualidad el uso alimentario del acebuche debe estar prácticamente abandonado, tanto el consumo de sus pequeñas aceitunas, como de la extracción de su aceite; estos frutos son hoy aprovechados fundamentalmente por los pájaros. Sin embargo, en ciertas zonas se usa el acebuche para elaborar aceite singular y de calidad (ecológico y virgen extra), como ocurre en Málaga y Cádiz, por ejemplo. Respecto al resto de usos, es posible que, en las zonas en que es abundante, se mantenga algo su uso medicinal como hipotensor y quizás el uso de su madera en artesanía.

Las flores son blanco-amarillentas, pequeñas, que se agrupan en racimos densos en las axilas de las hojas. Las yemas florales normalmente comienzan su desarrollo aparente al año siguiente de su formación, si bien pueden permanecer durmientes hasta el segundo año. Cada inflorescencia contiene entre 15 y 30 flores. Cada flor contiene un cáliz corto, segmentado en cuatro partes y una corola de tubo único, corto que presenta cuatro lóbulos dispuestos en estrella.

Dispone de dos únicos estambres insertos en la corola y opuestos a cada lado del ovario bi-loculado, éste con estilo corto y estigma capitado. Existen flores completas con pistilo y estambres y flores masculinas con tan sólo estambres funcionales y estilo abortado, variando la proporción de unas a otras con el año, el cultivar (en el caso del olivo doméstico) y la inflorescencia. El fruto es una drupa de forma variable, entre elipsoidal y esferoidal, de 1-3,5 cm de longitud y 0,6-2 cm de anchura, primero verde y después negruzca. El epicarpo o piel está libre de pelos y posee estomas.

El mesocarpo es carnoso y oleaginoso y el endocarpo es óseo y contiene una semilla (López-González, 1982; Ruiz de la Torre, 2006; Martin, 2008). La formación completa de las flores tiene lugar desde la segunda quincena de abril hasta junio (Arroyo, 1988 y 1990), aunque su iniciación se produce en el otoño-invierno anterior. La polinización se realiza por insectos (entomófila), pero existe una importante polinización secundaria por el viento (anemófila) cuando la producción de polen es abundante. Unas dos semanas después de la plena floración, la mayor parte de las flores destinadas a ser dehiscentes han caído y sólo un 1-2% permanecerá para desarrollar fruto. A las seis semanas toda la fructificación ya se ha establecido, aunque puede darse una posterior abscisión de los frutos por causas ambientales o plagas (Martin, 2008).

A partir de aquí, los frutos van desarrollándose, primero el endocarpo, donde el embrión estará maduro para septiembre, y seguidamente el mesocaropo y pericarpo que irán aumentando de tamaño y cambiando su color verdoso-amarillento por otro más violáceo o negruzco a medida que maduren entre finales de diciembre y comienzo de febrero. El endocarpo es elíptico, grueso y leñoso, de color pardo grisáceo y de tamaño entre 0,6 y 1,2 cm. En su interior se encuentra la semilla que, en su madurez, está recubierta de una fina capa que cubre el endosperma, con abundantes reservas de carbohidratos.

Éste rodea a los cotiledones, que son planos y con aspecto de hoja, la radícula y la plúmula.