Pardoglossum cheirifolium (L.) E. Barbier & Mathez Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

3777

Se encuentra en el oeste de la región mediterránea y en casi toda la Península Ibérica e Islas Baleares. No vive en Canarias.

Florece de febrero a julio.

Vive en lugares nitrificados secos y pie de roquedos, hasta 1500 m.

La infusión de sus hojas se ha empleado en Forcall (Castellón) para curar las llagas; para ello se hacían tres enjuagues al día. Este mismo remedio se repite en la Plana Alta (Castellón) después de las extracciones dentarias. En la sierra de Mariola (Alicante-Valencia) se tomaba la decocción de las hojas y partes aéreas floridas para cortar las diarreas. En otras zonas de Alicante, se ponían tres hojitas o brotes en forma de cruz encima de la barriga, pues decían que así se cortaba la diarrea.

La corteza de su raíz se ha usado en Murcia para tratar afecciones respiratorias, en forma de infusión o bálsamo, para gripes, bronquitis y toses, mientras que el cocimiento de las hojas se ha empleado para curar el resfriado. Se ha empleado frecuentemente como vulnerario, antiséptico y cicatrizante de heridas. Para ello, en la localidad murciana de Yecla, se colocaban sobre la herida las hojas, peladas de la epidermis, para evitar que se infectara, mientras que en la localidad alicantina de Beneixama se aplicaban las hojas directamente, que en muchos casos hacían de vendas, ayudándose de una sujeción.

En la comarca de la Marina Alta (noreste de Alicante) también se aplicaban directamente sujetándose con el dedo pulgar o se untaban las hojas con aceite de oliva y se aplicaban directamente sobre la herida. En Figueroles d´Alcalatén (Castellón) masticaban sus hojas junto con las de culantrillo de pozo (Adiantum capillus-veneris L.) para hacer una masa que se aplicaba en forma de emplasto sobre las heridas, dejándolo hasta que se secara y cayera por sí mismo, “que es el momento en que la herida se habrá curado”. En el valle de Albaida (Valencia) esta planta es uno de los componentes de l’ungüent de la rosà, una mezcla de diferentes productos procedentes de diversas especies vegetales, sebo animal, cera y sulfato de aluminio o potasio, usada como vulneraria.

En la sierra de Mariola, las hojas y partes aéreas floridas, después de su decocción, se usaban por vía tópica para lavar la zona afectada por acné y heridas en general.