Coincya longirostra (Boiss.) Greuter & Burdet Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

3488

Endemismo ibérico. Poco frecuente. Se conocen 13 poblaciones distribuidas por Córdoba, Jaén y Ciudad Real. Una de ellas parece extinguida por obra civil, y otras dos no han podido ser confirmadas recientemente, a pesar de haberse buscado con insistencia.

Hemicriptófito de hasta 100 cm de altura con frutos deflexos. Flores hermafroditas con polinización entomófila generalista. La heterocarpia posibilita la dispersión escalonada en el espacio y en el tiempo de las semillas a través de la apertura y caída diferencial de las dos porciones (rostro y valva).

Fisuras de rocas silíceas, cuarcitas y pizarras. A veces al pie de las mismas, o sobre declives pronunciados formados del mismo material erosionado. Sobre las paredes y cornisas de desfiladeros. Se desarrolla bien en suelos pobres y ácidos.

Las poblaciones de esta especie suelen ser cortas en individuos. Se estima que la suma de efectivos demográficos de las poblaciones conocidas no supera los 2.000 ejemplares. Se ha comprobado que la especie presenta altos porcentajes de germinación en invernadero.

Se propone su inclusión en el CNEA, hacer un seguimiento poblacional, su cultivo en colecciones de Jardines Botánicos y la protección física de las poblaciones más amenazadas.

La especie parece muy sensible a la ruderalización de los taludes que coloniza, no compite bien con las especies del bosque y matorral, ni soporta la presión humana, especialmente la de los colectores botánicos. También es muy sensible a los grandes herbívoros, especialmente cabras.

Algunas poblaciones están protegidas dentro de los P. Naturales de Despeñaperros (LIC) y de la Sierras de Cardeña y Montoro (LIC), junto con la población localizada en el Paraje Natural de Cascada de la Cimbrara (LIC). Se conservan semillas en el Banco de Germoplasma Vegetal Andaluz (BGVA) y en el de la ETSIA de Madrid. Por su fragmentación de área y hábitat, reducido tamaño de poblaciones y sus grandes diferencias morfológicas-bioquímicas, solo puede conservarse a través de una estrategia de gestión de poblaciones.