Garrulus glandarius (Linnaeus, 1758) Nombre preferente:

Arrendajo euroasiático

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

11368

Mundial. Se trata de una especie paleártica que se extiende desde Europa occidental y NO de África hasta Japón a través de Siberia; se distribuye por todo el continente Europeo de manera prácticamente continua y falta únicamente en Islandia y norte de Escocia (Hagemeijer & Blair, 1997). España. Su distribución se explica fácilmente por tratarse de un ave estrechamente ligada a medios forestales, con preferencia por las quercíneas, por lo que está únicamente ausente de las grandes áreas deforestadas de la submeseta norte, La Mancha en la submeseta sur, valle del Ebro, valle del Guadalquivir y Levante y SE árido (desde Valencia hasta Almería).

Falta asimismo en Canarias y Baleares, Ceuta y Melilla. En la península Ibérica es posible encontrar varias subspecies: lusitanicus, que desde el norte de Portugal alcanza Salamanca y se interna en Galicia donde gradualmente aparece la subespecie nominal hasta los Pirineos occidentales; en el sur y este se encuentra la subespecie fasciatus, que de manera igualmente gradual tendría una transición con lusitanicus en el sur y, probablemente, centro de España y con glandarius en el NE (Cramp & Perrins, 1994a). Ocupa todo tipo de bosques, particularmente los formados por quercíneas, y parece encontrar su entorno más idóneo en áreas de borde o con claros.

Entre la distribución actual y la del anterior Atlas de las Aves de España 1975-1995 (Purroy, 1997) apenas hay variaciones, atribuibles, en todo caso, a una mejor cobertura del presente trabajo. Su irregular distribución en Extremadura, ya observable en el mapa obtenido entonces, debe ser reflejo de la alternancia de zonas forestales y desarboladas, más que deberse a competencia con el Rabilargo como se aventuró en el anterior atlas, pues no hay evidencias que la confirmen.

Es una especie generalista de medios forestales de todo tipo, que sólo se hace rara y desaparece en los bosques más pequeños, inmaduros o más termófilos (Santos et al., 2002; Pons y Pausas, 2008). Se ha encontrado que durante la época reproductora prefiere bosques de frondosas frente a coníferas en el norte peninsular y Sierra Nevada, mientras que la situación inversa se observa en las sierras del centro peninsular (Alonso en Salvador y Morales, 2011; pero véase Carrascal et al., 2003). Asimismo, durante el invierno parece ocupar con mayor intensidad bosques de fagáceas, donde podría aprovechar la cosecha de bellotas y huir de los rigores climáticos de los bosques altitudinalmente más elevados (véase la síntesis de Alonso en Salvador y Morales, 2011, y referencias allí dadas). De las 22 grandes categorías ambientales consideradas en este trabajo, el arrendajo euroasiático evita notablemente las deforestadas y urbanas y prefiere las formaciones forestales de todo tipo (sin incluir los enebrales y sabinares).

En consecuencia, la configuración regional que maximiza su probabilidad de aparición en la Península promediando una aparición del 25% de los muestreos por cuadrícula, corresponde a zonas del tercio norte del país a menos de 80 km de la costa, de paisajes más bien arbolados a escala general, y cuya cobertura forestal densa exceda de 13 km2. Sin embargo, alcanza sus densidades más altas (unas 12 aves/km2) en mosaicos agropecuarios fragmentados, a los que siguen los bosques de fagáceas y coníferas (unas 5-6 aves/km2), en consonancia con otros estudios de índole regional (Carrascal et al., 2003). Estas cifras han de considerarse estimas medias para grandes superficies donde la abundancia se ha promediado para todo el ámbito de estudio, pues las máximas densidades encontradas en estudios locales llegan a ser mucho más altas (superiores a 40 aves/km2; Zamora y Camacho 1984a, 1984b; Álvarez y Santos, 1992; véase Alonso en Salvador y Morales, 2011, para una recopilación de estimas de densidades ecológicas máximas).

Sin especiales problemas de conservación en España puesto que se trata de una especie muy ubicua capaz de aprovechar con éxito prácticamente cualquier masa forestal. No obstante, actuaciones puntuales que destruyan los bosques, fundamentalmente de especies del género Quercus, la afectarán localmente de forma negativa.