Emberiza calandra Linnaeus, 1758 Nombre preferente:

Escribano triguero

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

10938

Durante el invierno se distribuye prácticamente por todo el interior peninsular, estando ausente de la mayor parte del litoral norte y oriental y de las principales cadenas montañosas del país. Dentro de este patrón general, los núcleos más destacados de abundancia relativa predominan en el cuadrante suroccidental, en las provincias de Toledo, Ciudad Real, Badajoz, Córdoba, Sevilla, Cádiz y Granada. En el archipiélago balear también muestra una importante presencia invernal. En Canarias aparece regularmente en todas las islas (Martín y Lorenzo, 2001), si bien en bajo número en Lanzarote y La Palma (García del Rey, 2011).

En comparación con su distribución primaveral (Estrada y Orta en Martí y Del Moral, 2003) se aprecia una acusada estacionalidad, pues zonas ocupadas durante la reproducción son abandonadas completamente en invierno, como es el caso de gran parte de Galicia y la principales cadenas montañosas peninsulares. En Cataluña se ha constatado el abandono en invierno de las zonas pirenaica y prepirenaica, así como una disminución en las comarcas del litoral y del sur de la región (Estrada y Pont en Herrando et al., 2011). Se desconoce su tamaño poblacional durante el invierno.

En Álava se estimaron 2.218-10.979 aves en invierno (Gainzarain, 2006), y en Cataluña 195.600- 618.800 (Estrada y Pont en Herrando et al., 2011). Las poblaciones están consideradas residentes o parcialmente migradoras según las zonas (Cramp y Perrins, 1994a). Aunque la invernada se produce normalmente dentro de su área de cría, también tienen lugar desplazamientos hacia el sur hasta el norte de África y de la península Arábiga (Snow y Perrins, 1998).

Los desplazamientos pueden suponer que a las poblaciones más sedentarias de los países mediterráneos se unan ejemplares foráneos durante el invierno. En el caso de España, se dispone de algunos datos de anillamiento que confirman la presencia invernal en nuestro país de ejemplares procedentes del centro del continente (MARM, 2011). Aunque el conocimiento del comportamiento migratorio de los escribanos trigueros ibéricos es reducido, parece claro que las poblaciones sedentarias peninsulares realizan movimientos altitudinales y latitudinales de medio y largo alcance para abandonar las áreas de cría que en invierno resultan más rigurosas climáticamente.

Esto se ha constatado en Álava, donde en invierno la especie resulta notablemente más escasa que en la época de cría (Gainzarain, 2006), y en Cataluña, donde la población estimada en invierno es inferior a la reproductora (Estrada y Pont en Herrando et al., 2011). Entre octubre y noviembre se aprecia un paso notable a través del estrecho de Gibraltar (Tellería et al., 1999; Onrubia et al., 2009a), que está en consonancia con la disminución en efectivos que se produce en España en la época invernal (Tellería et al., 1999). Sin embargo, no se sabe con certeza si los individuos que cruzan el Estrecho son mayoritariamente procedentes del centro y norte de Europa o ejemplares que crían en nuestro país que optan por invernar en el norte de África.

Por otra parte, es llamativo el movimiento de tres aves anilladas observadas en España en invierno que pasaron la época reproductora en el norte de África (una en Argelia y dos en Marruecos; MARM, 2011), lo que indicaría movimientos dispersivos de individuos posiblemente juveniles desde España hacia el continente africano.

Como pauta general, se asocia en invierno a medios abiertos, principalmente zonas agrícolas, aunque también usa zonas con arbolado en baja densidad (Ramírez en Del Moral et al., 2002; Carrascal et al., 2002, 2003; Gainzarain, 2006; Estrada y Pont en Herrando et al., 2011). En la Península, alcanza frecuencias de aparición significativas, estando presente en más del 20% de los muestreos por cuadrícula, en una gran diversidad de condiciones ambientales. Así, la configuración ambiental que maximiza su frecuencia de aparición en la Península, en promedio en el 35% de los muestreos realizados, corresponde a cuadrículas situadas en el suroeste cuya cobertura de bosques de coníferas no supere los 5 km2, pero la de encinares sea mayor de 2 km2. En Baleares promedia una frecuencia de aparición del 44% de los muestreos en las cuadrículas con más de 67 km2 de cobertura agrícola total.

En Canarias no se identificó un patrón estadísticamente significativo. Parece claro que durante el invierno ocupa preferentemente ambientes abiertos, sobre todo cultivos de secano y regadío, herbazales y mosaicos agropecuarios, además de encinares, alcornocales y viñedos. El resto de categorías ambientales muestran valores negativos en su índice de selección, siendo mínimos para bosques densos y zonas rocosas.

En cualquier caso, el ambiente que más intensamente selecciona en invierno es el de cultivos de secano. Otros estudios han encontrado también una selección positiva de los sotos de ribera (Carrascal et al., 2002, 2003; Gainzarain, 2006) y zonas húmedas (Estrada y Pont en Herrando et al., 2011). Los valores más elevados de densidad corresponden a cultivos de secano y mosaicos agropecuarios, que promedian entre 125 y 195 aves/km2.

Muy por debajo, la siguiente categoría ambiental en importancia, con un promedio de unas 35 aves/km2, es la de los encinares y alcornocales. Otros medios abiertos, como herbazales, matorrales y cultivos de regadío, presentaron densidades entre 15 y 25 aves/km2. En los sotos de ribera se registraron 5 aves/km2, valor inferior al hallado en otros estudios, como en el caso de Madrid, con 69 aves/km2 (Carrascal et al., 2002, 2003).