Quercus rubra L. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

No nativa

    Identificador:

7227

Su área natural comprende toda la costa atlántica de Norteamérica, entre los paralelos 32 y 47º N y los meridianos 60 y 96º E. Fue introducida en Francia a finales del siglo XVIII como ornamental, empezándose a utilizar con interés forestal a principios del siglo XX. Posteriormente se ha extendido por varios países centroeuropeos, como Bélgica, Alemania, Austria, Suiza, Chequia, Eslovaquia, Italia, Polonia, Rumania o Hungría. En España ha sido introducida en el norte peninsular, estimándose su superficie actual en algo más de 10.000 ha.

Sus características mesológicas son similares a las de los robles autóctonos. Su rango altitudinal se sitúa por debajo de los 600 m, aunque en Galicia se ha llegado a plantar hasta los 1.300 m. Bioclimáticamente se corresponde con los pisos colino-montano y supramediterráneo, o los subtipos fitoclimáticos VI(V), VI(IV)4 y VI. En Francia se ha plantado en ambientes oceánicos frescos o continentales con una precipitación media anual entre 800 y 1.200 mm y una precipitación estival mínima de 290 mm (Masson, 2005).

Se distribuye por estaciones con un amplio régimen térmico, aunque su óptimo en Francia se corresponde con una temperatura media anual de 12,8 ºC. Tolera fuertes calores estivales y es muy resistente a las bajas temperaturas. Es sensible a las heladas tardías primaverales, que pueden ocasionar daños en la guía terminal y afectar a la fructificación.

En cuanto a las características edáficas, requiere una profundidad entre 50 y 80 cm, ausencia de carbonato cálcico y un pH entre 5 y 5,5 (Masson, 2005); precisa suelos permeables, con cierta aireación, por lo que prefiere texturas francas o franco- arenosas.

Se trata de una especie monoica con flores unisexuales. Las flores masculinas y femeninas inician su desarrollo durante abril y mayo, un poco antes o durante el desarrollo de las hojas. Los amentos masculinos, de 5-12 cm de longitud, se presentan fasciculados en la axila de las hojas superiores. La flor masculina consta de un periantio, con cuatro estambres exertos.

Cada antera está formada por dos sacos polínicos. Una o dos semanas después de la aparición de los amentos, los sacos polínicos se abren. Si la humedad relativa del aire es elevada en el momento de la madurez del polen, los sacos polínicos pueden no abrirse; además, un frío continuo y un tiempo lluvioso pueden provocar una sobremaduración de las flores masculinas y su caída sin la liberación del polen, lo que puede ocasionar una merma en la cosecha el año siguiente (Cecich, 1994).

Las flores femeninas se pueden presentar aisladas o agrupadas en inflorescencias de dos o más flores en la axila de las hojas del año, rodeadas por un número variable de brácteas dispuestas en espiral sobre su eje. El apéndice floral se forma en la axila de cada una de las dos brácteas inferiores y de las bractéolas situadas en los dos lados de la inflorescencia (Cecich, 1994). Cada flor está constituida por un periantio tubular en forma de copa, con un ovario trilocular con tres estilos y está parcialmente envuelta por un involucro de escamas imbricadas.

La polinización es anemófila (Suszka et al., 1994). La maduración de los frutos es bianual, completándose entre septiembre y octubre del segundo año. Las bellotas tienen un pedúnculo corto, son de forma ovoidea o cilíndrica, cubiertas hasta un tercio por una cúpula aplanada de escamas aplicadas, de 12 a 31 mm de longitud y de 12 a 16 mm de diámetro, siendo a menudo la longitud y el diámetro iguales (Suszka et al., 1994). Tiene un color marrón claro brillante, con estilopodio pubescente y de color marrón-rojizo.

Fructifica a partir de los 20-25 años y alcanza su máxima producción a los 40-50 años (Suszka et al., 1994; Nesom, 2002). Se registran buenas cosechas cada 2-5 años. La dispersión de las semillas es zoócora.

Existe una gran depredación de las bellotas por parte de aves, mamíferos o insectos, llegando en ocasiones a afectar al 80% de la producción. El rendimiento de frutos por árbol es extremadamente variable, habiéndose registrado en Norteamérica valores que oscilan entre 800 y 1.600 bellotas por pie (Suszka et al., 1994).