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Aves Terrestre Nativa

Coturnix coturnix (Linnaeus, 1758) Nombre preferente:
Codorniz común
Ámbito:
Terrestre
    Origen:
Nativa
    Identificador:
11094

Grupo Taxonómico

Aves

Taxonomía

  • Autor: (Linnaeus, 1758)
  • Reino: Animalia
  • División o Filo: Chordata
  • Clase: Aves
  • Orden: Galliformes
  • Familia: Phasianidae
  • Género: Coturnix
Coturnix coturnix (Linnaeus, 1758)

Estado legal y de conservación

EN

Estado UICN (Península):  EN (En peligro)

DD

Estado UICN (España):  DD (Datos insuficientes)

LC

Estado UICN (Mundial):  LC (Preocupación menor)

Idioma Nombre
Castellano Codorniz común
Castellano Codorniz común
Francés Caille des blés
Inglés Quail
Inglés Common Quail
Atributo Descripcion Fuente
Distribución

Mundial. Se considera que el área de distribución alcanza, en la época de cría, toda Europa excepto, generalmente, el norte de Inglaterra y de los países escandinavos e Islandia. Por el este, se expande hasta la China septentrional y por el sur llega hasta el norte de la India, Paquistán, Irán, Turquía y norte de África. Ocupa también las islas mediterráneas y atlánticas próximas a los continentes europeo y Áfricano.

Según Guyomarc'h et al. (1998), las metapoblaciones del Paleártico están segregadas ampliamente en cuatro áreas de este a oeste, definidas por las principales rutas migratorias: la zona más oriental (ruta pakistano-afgana), una zona en Oriente medio (ruta egipcia-siria), una zona del Mediterráneo central (ruta Túnez-Italia) y, finalmente, una zona atlántica (ruta ibérico-marroquí). España.

Está ampliamente distribuida por todas las CC.AA., como se pone de relieve en Puigcerver et al. (1997). Asimismo, las estimas del número de codornices cazadas que aparecen en los anuarios de estadística agraria (MAPA)muestran que la Codorniz Común se caza en prácticamente todas las provincias españolas.

Libro Rojo de las Aves de España. 2004
Hábitat

La Codorniz Común se encuentra básicamente en espacios abiertos amplios y con un estrato herbáceo alto (Glutz et al., 1973), explotando principalmente cultivos cerealistas de invierno; también utiliza otros cultivos herbáceos que ofrezcan una cobertura suficiente como para pasar desapercibida ante los depredadores, especialmente los aéreos. A mediados y finales de verano también puede encontrarse en cultivos de girasoles, maíz, sorgo, e incluso en lugares tan poco habituales como patatales o melonares (Guyomarc’h et al., 1998). La Codorniz Común ensambla su ciclo biológico con el de los cereales, al amparo de los cuales transcurre la mayor parte de su ciclo reproductor. Ello implica que, para rangos latitudinales pequeños (uno o dos grados), la altitud de las localidades de cría constituye un factor de enorme trascendencia para la especie, que va explotando seriadamente en el tiempo el hábitat que ocupa, ensamblando su llegada y estancia en las zonas con el ciclo biológico de los cereales, más retrasados a medida que se asciende en altitud (Puigcerver, et al., 1989, Gallego et al., 1993).

Por esta razón, en las zonas altas la especie llega más tarde y se reproduce también más tardíamente que en las zonas bajas. Estos movimientos, conocidos como trashumantes (Heim de Balsac & Mayaud 1962, Davis et al., 1966) corresponden en parte a los movimientos nomádicos aludidos en la introducción. Por otra parte, en zonas latitudinales norteñas extremas y de mediana altura, como la llanura de A Limia (620-640 m sobre el nivel del mar) (Ourense), un análisis detallado basado en los informes oficiales sobre aprovechamiento cinegético en el año 2001 muestra que al menos un 24-25% de la población de codorniz, a primeros de septiembre está compuesta por pollos que aún no vuelan y por las hembras que los acompañan; ello confirma las afirmaciones de Villarino et al., (2002), según las cuales las últimas puestas de dicha zona tienen lugar en la segunda quincena de agosto.

La lluvia es un factor que ejerce una gran influencia sobre las poblaciones de codorniz. Existe una asociación directa entre la duración del periodo de estancia de la codorniz en la zona y las precipitaciones acumuladas caídas durante el periodo de cría (Puigcerver et al., 1999), debido a que el ritmo de maduración de los cereales,muy sensibles al estrés hídrico, se acorta notablemente en años de sequía. Asimismo, en años lluviosos aumenta la productividad de la especie.

En contrapartida, en años de sequía la cobertura que ofrecen los cereales es más pobre, lo que comporta un incremento en la depredación ejercida tanto sobre individuos adultos como sobre nidos. Por tanto, no debe extrañar que en una temporada con abundantes precipitaciones primaverales, se pueda llegar a multiplicar por 4 ó 5 el número de individuos con respecto a un año seco (Jubete, 1997). En coherencia con estas aseveraciones, se ha podido constatar que existe una relación directa entre el número de codornices cazadas y las precipitaciones acumuladas durante los meses previos a la apertura de la media veda (Puigcerver et al., 1999), siendo los años lluviosos los que presentan perchas más abundantes.

La Codorniz Común presenta unas fluctuaciones anuales poblacionales que pueden llegar a sermuy marcadas, sin que además se aprecien patrones claros de por qué ello ocurre. Así, 1988 fue un año de abundancia en Cataluña, mientras que en Francia lo fue en 1987 y en Inglaterra en 1989 (Guyomarc’h et al., 1998). Los datos de Cataluña de 1988 muestran que se capturaron más jóvenes nacidos en el año de lo que cabría esperar si se siguiera la dinámica poblacional de otros años (Puigcerver et al., 1989), lo que sugiere la posibilidad de que la abundancia de codornices en España fuera debida a un buen año de cría en el norte de África.

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Medidas de conservación

Entre otras, cabe señalar las recogidas en Puigcerver et al., (1998) y que son: -Restringir la caza de la codorniz en años secos, caracterizados por una baja productividad y una elevada depredación. Teniendo en cuenta que el pico de migración otoñal se da, en promedio, a mediados de agosto (Rodríguez-Teijeiro et al., 1996), simplemente retrasando unos días la apertura de la media veda se conseguiría reducir notablemente la presión cinegética. -En las zonas de mayor altitud, el periodo de estancia de la Codorniz Común es más largo (Gallego et al., 1993), por lo que aumenta la probabilidad de ocurrencia de segundas puestas y, por consiguiente, su productividad. Las zonas de elevada altitud, por tanto, deberían ser tratadas con especial cuidado en términos de conservación.

Asimismo, al ser frecuentes estas segundas puestas, más tardías, la apertura de la media veda debería retrasarse para evitar que se cacen hembras con pollos de escasos días. Este retraso en la apertura debería aplicarse, obviamente, a todas aquellas localidades en las que se solapen claramente el periodo de reproducción de la especie y la época de caza, como ocurre en el caso de la llanura de A Limia (Ourense) (SGHN, 2002). -Sería conveniente retrasar al máximo la siega de los cereales, así como la recogida de la paja y la roturación de los campos.

El mantenimiento de los márgenes herbáceos y setos también es altamente recomendable. También sería deseable realizar estudios para ensayar rutinas de siega alternativas que logren minimizar la pérdida de nidos y polladas. -Prohibir inmediatamente las sueltas con codornices de dudoso origen genético (Codorniz Japonesa o híbridos), para evitar que se produzca una contaminación genética sobre las poblaciones autóctonas, con todos los riesgos que ello entraña, y velar por su estricto cumplimiento.

-Dado que, durante la época de cría, la razón de sexos está muy descompensada en favor de los machos (Rodríguez-Teijeiro et al., 1992), una suelta de hembras de Codorniz Común durante la época de cría aumentaría la productividad de la especie. Obviamente, debe garantizarse plenamente, mediante un estricto control, la pureza genética de las hembras a liberar. -Promover acciones de coordinación supranacional para gestionar la especie.

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Presiones y amenazas

La pérdida de hábitats favorables para la cría. Por una reducción en su extensión debida al desarrollo urbano, así como a cambios en la agricultura que comportan la sustitución de cultivos cerealistas por otros que no constituyen un hábitat favorable para la especie (viñas, olivos, etc.). Una presión cinegética que, en ocasiones, puede ser excesiva. Especialmente, en años secos, que son desfavorables para la Codorniz Común deberían tomarse medidas tendentes a evitar el riesgo de sobreexplotación cinegética.

Asimismo, en las zonas de cría altas, al darse la reproducción más tardíamente, resulta muy frecuente encontrar hembras con pollos de escasos días cuando se inicia la apertura de la media veda. Este solapamiento que existe entre el periodo hábil del caza y la época de reproducción (Sociedade Galega de Historia Natural, 2002: véase también Ecología) puede darse en mayor o menor grado contraviniendo la legislación a nivel comunitario (Directiva Aves) y estatal (Ley 4/89) en materia de protección de especies cinegéticas. Por ello, esta situación debería de tenerse en cuenta a la hora de fijar la fecha de apertura de la media veda.

También debe tenerse presente que, en ciertas regiones de España, la caza furtiva con reclamo durante la época de cría está muy arraigada, si bien se desconoce el grado de impacto que puede ejercer esta práctica sobre las poblaciones. La modernización de las tareas agrícolas. Aunque se desconoce el efecto real en la codorniz del uso de herbicidas, insecticidas y fungicidas, existen otros peligros derivados de la evolución que están sufriendo las tareas agrícolas.

Martínez de Lecea et al. (1994) comentan una progresiva disminución de las poblaciones en la comarca de Miranda de Ebro (Burgos), achacable al uso masivo de pesticidas e insecticidas, a la mecanización del campo y las concentraciones parcelarias (Román et al., 1996). Análogamente, la SGHN (1995) también indica un declive en Galicia a lo largo de los últimos decenios, que atribuye sobre todo a la pérdida de puestas y polladas por las labores de siega y, posiblemente, al empleo creciente de productos agroquímicos.

Actualmente se están utilizando semillas de cereales con un ciclo biológico más corto, lo que implica un adelanto en el periodo de siega y, por tanto, una reducción en el tiempo que tiene la Codorniz Común para poder reproducirse y criar a los pollos. Asimismo, las modernas máquinas cosechadoras son cada vez más veloces y tienen un peine más ancho, por lo que se incrementa la mortalidad debida a esta causa, especialmente sobre nidos y sobre hembras con pollos (obs. pers., Sociedade Galega da Historia Natural, 2002). Por último, la celeridad con la que se empaca la paja una vez ha finalizado la siega y, en muchas ocasiones, se rotura la tierra, evitan que queden refugios (hileras de paja, rastrojos) para que la especie pueda esconderse de sus depredadores.

Las sueltas con codornices japonesas, híbridas o de dudoso origen genético. Este es, creemos, uno de los problemas que mayor atención debe recibir en el futuro inmediato, ya que la Codorniz Común puede cruzarse con la Codorniz Japonesa o con híbridos, habiéndose constatado que, en el campo, las hembras de Codorniz Japonesa atraen a machos de Codorniz Común (Puigcerver et al., 1999). La descendencia de estos cruzamientos es fértil (Deregnaucourt 2000).

Aunque se ha argumentado que estas sueltas se producen inmediatamente antes de que se abra la media veda (salvo en el caso de los cotos de caza intensivos) y que las posibilidades de supervivencia de estos individuos son prácticamente nulas, se han capturado ejemplares de Codorniz Japonesa y también híbridos en primavera, durante la época de reproducción (Rodríguez-Teijeiro et al., 1993). Además, el problema está más extendido de lo que pueda pensarse, ya que la aplicación de técnicas deADNmitocondrial ha puesto de manifiesto que individuos fenotípicamente idénticos a los de la Codorniz Común, presentan ADN mitocondrial de Codorniz Japonesa, lo que indica la existencia de híbridos virtualmente indistinguibles de la Codorniz Común (Puigcerver et al., 1999). Esta contaminación genética puede comportar un grave riesgo en un futuro próximo, ya que, de acuerdo con Guyomarc’h & Belhamra (1998), el declinar de las poblaciones migradoras en Europa puede ser la consecuencia de procesos microevolutivos que favorecen los fenotipos sedentarios, que permanecerían en el norte de África (Belhamra, 1997).

Entre estos procesos estaría la reducción progresiva de efectivos de invernantes en el Sahel debido a la sequía que padece la zona desde 1970, paralelamente al desarrollo de enormes extensiones de zonas irrigadas en el Magreb y que constituyen hábitats favorables tanto para la invernada como para la reproducción de la Codorniz Común (Saint-Jalme & Guyomarc’h, 1989). Dado que la ausencia de impulso migrador en las codornices japonesas domésticas es un fenómeno bien conocido desde los años ochenta, la hibridación podría acelerar este proceso de sedentarización en curso al debilitar la tendencia migradora de las poblaciones autóctonas (Deregnaucourt, 2000). La amenaza es ciertamente preocupante si se tiene en consideración que, de acuerdo con los experimentos llevados a cabo por Berthold (1999) en otras especies de aves (currucas), con una selección apropiada, el proceso de sedentarización puede producirse en tan sólo 3-6 generaciones.

La falta de coordinación a nivel supranacional. Dada la extrema movilidad de la Codorniz Común, resulta imprescindible que se tomen medidas de gestión que trasciendan un determinado territorio. En el caso de España, es necesario que las medidas de gestión y conservación que se puedan proponer, se lleven a cabo en todas las CC.AA.

Una vez conseguido esto, se debe luchar por conseguir que esa gestión sea supranacional a nivel europeo: de nada serviría, por poner un ejemplo, que Francia adopte medidas de protección si España (o una parte de ella) no lo hiciera. La falta de acuerdos entre comunidades y estados europeos es, pues, otra amenaza para la especie.

Libro Rojo de las Aves de España. 2004
Autoridad Aplicación Conservación
UICN EN (En peligro) Península
UICN DD (Datos insuficientes) España
UICN LC (Preocupación menor) Mundial
  • - Lista patrón de las especies silvestres presentes en España
  • - Atlas de las aves en invierno en España. 2007 -2010
  • - Informe nacional sobre la aplicación de la Directiva Aves en España 2008-2012.
  • - Informe nacional sobre la aplicación de la Directiva Aves en España 2008-2012.
  • - Inventario Español de Especies Terrestres (IEET)
  • - Libro rojo de las Aves de España (2007)
  • - Inventario Español de Parques Zoológicos
  • - Libro Rojo de las Aves de España. 2004
  • - Directiva 2009/147/CE (Directiva Aves)
  • - Instrumento de ratificación del Convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural en Europa, hecho en Berna el 19 de septiembre de 1979.
  • - Informe nacional sobre la aplicación de la Directiva Aves en España 2013-2018.
  • - Informe nacional sobre la aplicación de la Directiva Aves en España 2013-2018.
  • - Programa Seguimiento Fenológico Reservas de la Biosfera
  • - Programa Seguimiento Aves Parques Nacionales
  • - Informe de anillamiento y recuperaciones de aves en España (2020-2021)
  • - Listado de Referencia de Especies de Directiva para Natura 2000 Aves España
  • - Listado de Referencia de Especies de No Directiva de Natura 2000 Aves España
  • - Lista Roja de la UICN (Mundial) - IUCN Red List of Threatened Species (Global Assessment)
  • - Libro Rojo de las aves de España 2021
									
Estado legal Catálogos Norma Población
Anexo II Directiva 2009/147/CE (Directiva Aves) Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de noviembre de 2009, relativa a la conservación de las aves silvestres. DOUE L 20/7 de 26 de enero de 2010 Información sobre las especies incluidas en los Anexos del Convenio de Berna o Convenio relativo a la Conservación de la Vida Silvestre y del Medio Natural en Europa, proveniente de la Base de Datos europea EUNIS sobre especies a fecha de Mayo 2016.
Anexo III Instrumento de ratificación del Convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural en Europa, hecho en Berna el 19 de septiembre de 1979. Instrumento de ratificación del Convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural en Europa, hecho en Berna el 19 de septiembre de 1979. BOE 235 de 1 de octubre de 1986