Zygophyllum fabago L. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

9448

Se trata de una especie de origen irano-turaniano, nativa de las estepas del sudeste de Europa (Rumanía y sudoeste de Rusia) y de Asia central y occidental (Siria, Líbano, Palestina, Jordania, Turquía, Cáucaso, Irak, Irán, oeste de Pakistán, Afganistán y Turkmenia).

Florece de junio a agosto. Se reproduce únicamente por semilla, aunque de manera muy eficaz.

Se trata de una especie nitrófila, propia de terrenos sometidos a fuerte influencia antropozoógena, tales como cultivos agrícolas, cunetas, orillas de caminos, eriales, ruinas, etc. Es muy resistente a la sequía y a las altas temperaturas y sensible a los fríos intensos. Prefiere los suelos arcillosos o margosos, algo salobres y secos.

En España invade ambientes viarios, ruderales y cultivos, generalmente de escaso o nulo valor de conservación, en zonas áridas de la costa mediterránea. Puntual y localizadamente aparece también en algunos enclaves continentales de la mitad oriental (Albarracín, Teruel, Aranjuez, Albacete, Hellín, Morata de Jalón, Baza, etc.). Debido a la ruderalización cada vez mayor del medio, favorecida por la aridez del clima que dificulta el lavado de las sales y del nitrógeno del suelo, esta especie encuentra cada vez un mayor número de estaciones y enclaves donde puede instalarse y desencadenar procesos de invasión. Las hojas de esta planta, de sabor muy amargo, son tóxicas para el hombre y para el ganado.

A, AB, AL, B, CS, GI, GR, L, M, MA, MU, PM [Mll, Formentera], T, TE, V, Z. Tendencia demográfica expansiva.

En los cultivos agrícolas puede controlarse con herbicidas, por ejemplo etalfluralina y trifluralina, muy eficaces contra las semillas durante la germinación, pero con escasa o nula acción sobre plantas ya establecidas. El laboreo con gradas, cultivadores, etc. también puede ser un método de control eficaz, sobre todo en cultivos leñosos (viñedos, almendros, olivar, etc.). En otros ambientes (vías de comunicación, etc.), en función de la gravedad de la invasión y de los posibles impactos causados sobre las biocenosis pueden emplearse herbicidas menos selectivos (glifosato, paracuat, etc.).

Los métodos manuales no suelen mostrarse eficaces con relación a su coste, debido a la existencia habitual de bancos de semillas en el suelo que obligan a repetir las actuaciones sin suficientes garantías de éxito.