Santolina rosmarinifolia L. subsp. rosmarinifolia Ámbito:

Terrestre

    Identificador:

10421

Se encuentra en el norte de África y en la Península Ibérica; en España en el centro y parte de Andalucía; falta en el cuadrante suroeste, toda la cornisa cantábrica, y Pirineos, Cataluña y Levante; tampoco está en España insular. Se reconocen dos subespe.

Florece de abril a julio.

Vive en tomillares, sobre cualquier sustrato, entre 300-2000 m.

En la localidad granadina de Íllora se ha empleado la parte aérea florida para el aliño de las aceitunas. En Ávila y Jaén la consideran un buen alimento para los animales, sobre todo para las cabras. La infusión de los capítulos florales se considera digestiva y se ha tomado en caso de empachos y dolores de barriga en Cuenca, Albacete, Granada, Jaén y Murcia. En la comarca de Almansa (Albacete), se prepara como digestivo el denominado té de monte, cociendo esta planta con tomillo (Thymus vulgaris L.), manzanilla [Chamomilla recutita (L.) Rauschert], rabo de gato (Sideritis tragoriganum Lag.), hinojo (Foeniculum vulgare Mill.), ajedrea (Satureja intricata Lange), tallos de pino (Pinus halepensis Mill.) y romero.

En Jaén cuentan que se usaba para adulterar la manzanilla (Chamomilla recutita), mezclando ambas especies. En algunas localidades de la sierra de Segura (Albacete) y la Serranía de Cuenca, con el agua resultante de cocer sus capítulos florales se lavaban las heridas para desinfectarlas. Como tónico capilar y antialopécico se cita su empleo en Granada y Jaén; en algunos casos se preparaba un emplasto con la planta cocida, manteca de cerdo sin sal y limón, que se aplicaba sobre el cuero cabelludo; se maceraba la planta en alcohol y se daba en forma de fricciones o bien se enjuagaba la cabeza con la tisana de la planta mezclada con espliego (Lavandula latifolia Medik.).

Para tratar las infecciones oculares, en la Serranía de Cuenca se lavaban los ojos con la decocción de las inflorescencias. También se ha empleado como leña fina; en Madrid, Segovia, Ávila, Ciudad Real y Granada se utilizaban las matas secas para encender la lumbre porque “prende muy bien y da buen aroma” y en Salamanca la usaban los cantareros para los hornos del alfar. Con sus ramas se confeccionaban escobillas en Salamanca y Madrid, para quitar el polvo, barrer los gallineros o las eras.

Con los botones florales se fabricaban collares y pulseras en los juegos infantiles, en las provincias de Segovia, Ávila, Madrid y Granada. En la sierra de San Vicente (Toledo), esta planta se empleó hasta los años setenta del pasado siglo para el emboje de los gusanos de seda, “porque se pelaba bien, para que en sus ramas hicieran fácilmente los gusanos sus capullos”. En el ámbito agrícola, en Robledillo de la Jara (Madrid) cuentan que utilizan las matas secas de esta planta para rellenar el surco junto al que plantan los pepinos.

La planta de pepino crece sobre ella sin tocar el suelo, consiguiendo de esta forma evitar que los frutos se mojen y se llenen de barro al regar. En la sierra de San Andrés y sur del Campo de Calatrava (Ciudad Real), se conoce a esta planta como tomillo guindero, ya que sirve de indicadora del momento de fructificación del guindo (Prunus cerasus L.), como refleja este dicho: “Cuando el tomillo guindero está en flor, indica que el guindo está maduro”. Las hojas se usaron en tiempos de postguerra como sustituto del tabaco en algunos pueblos de la Sierra Norte de Madrid.