Woodwardia radicans (L.) Sm. Nombre preferente:

Píjara

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

9455

Está presente en la Macaronesia (Azores, Madeira y Canarias), en la cornisa Cantábrica, litoral gallego, sierras portuguesas de Gêres y de Sintra, nordeste de Argelia, Córcega, Sicilia, Creta, sur de la península Itálica; también se ha naturalizado en puntos de Centro y Norteamérica.

Como muchos helechos, la especie requiere de condiciones de humedad para que los gametofitos alcancen la ovocélula. Tiene capacidad de multiplicación vegetativa por pequeños bulbos presentes en el raquis. Dicha reproducción vegetativa puede influir en la baja variabilidad genética observada a nivel intrapoblacional.

Viven en zonas umbrías y húmedas de bosques, principalmente ligada a cursos de agua, bien conservadas. Aunque en su rango de distribución también se localizan núcleos en taludes terrosos de origen antrópico. Su óptimo en el norte de la Península son los robledales oligotrofos de Quercus robur y la franja de bosque ripario, mientras que en Canarias se localiza en barrancos y taludes umbríos en bosques de laurisilva.

No se ha realizado un censo para la totalidad de la especie. En las poblaciones peninsulares encontramos que en localidades de distribución finícolas de la especie, como en Oia (Pontevedra) y Sierra de Ordunte (Burgos), son de pequeño tamaño (6 y 9 individuos), mientras que en poblaciones de áreas bien conservadas las poblaciones llegan a decenas de miles de individuos (p.e. río Seixo en Coruña o Tazones en Asturias). En Canarias presenta buenas poblaciones en las islas de Tenerife, La Gomera y La Palma, mientras que en Gran Canaria se considera en peligro. La desaparición de alguna de las poblaciones de pequeño tamaño podrían suponer una reducción del área de ocupación y de extensión de presencia, pese a ello consideramos que el conjunto de la población no presenta problemas para la supervivencia de la especie.

Sería de interés realizar reforzamientos poblacionales en aquellos núcleos finícolas en su distribución y con bajo número de efectivos; la posibilidad de multiplicación vegetativa a través de los bulbos facilitaría estos trabajos. Limitación de los aprovechamientos forestales en las áreas donde se localiza la especie. Conservación ex situ.

Las presiones detectadas se refieren principalmente a factores de alteración del hábitat, desde aprovechamientos forestales, canalización de cursos de agua, desbroces, aprovechamientos hidroeléctricos o impactos por senderismo. El cambio climático también debe considerarse como amenaza para la especie, los largos períodos de sequía y los episodios de tormentas y ciclones que provocan grandes crecidas en los cursos de agua, son consecuencia del cambio climático que se está produciendo y pueden afectar negativamente a la especie.

Un gran número de poblaciones de la especie se localiza en espacios protegidos de distinta tipología (P. Nacionales, P. Naturales, ZECs o Reservas de la Biosfera). La conservación de las poblaciones de la especie pasa por establecer medidas de conservación efectiva para su hábitat.