Oenanthe leucura (Gmelin, JF, 1789) Nombre preferente:

Collalba negra

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

11592

Se distribuye por gran parte de la zona mediterránea, faltando en la región Eurosiberiana, gran parte de Extremadura y de ambas mesetas. Las densidades relativas alcanzan valores altos en dos núcleos destacados por su extensión: uno de ellos, abarca gran parte de la provincia de Almería y el otro se extiende entre las provincias de Murcia y Alicante. Zonas con elevada densidad, pero de extensión más reducida se observan también en Granada y Málaga. A partir de estas áreas su abundancia relativa disminuye al avanzar hacia el oeste en el tercio sur peninsular, para mantenerse baja y más uniforme en Andalucía occidental y sur de Extremadura.

En la Comunidad Valenciana y Cataluña las densidades son también bastante bajas, incrementándose algo en el valle medio del Ebro, pero sin llegar a los valores del sureste peninsular. No se encuentra en las islas Baleares ni en las Canarias. Tampoco se la ha detectado en Ceuta ni en Melilla.

La comparación de su distribución invernal con la estival (Ramírez y Soler en Martí y Del Moral, 2003) pone de manifiesto una cierta discordancia que se hace más patente en los bordes y en áreas de menos densidad. Así, aparece como estival y no como invernante en áreas de Navarra, submeseta norte, Cáceres y norte de Badajoz. Por el contrario, aparece como invernante y no nidificante en amplias áreas de Andalucía occidental.

No obstante, estas discordancias hay que tomarlas con precaución, pues no se ha empleado la misma metodología para la elaboración de ambos mapas de distribución. Se desconoce el tamaño de la población, pero dado su sedentarismo y la restricción del área de distribución europea a la península Ibérica, puede asignársele el mismo valor que a la población reproductora. Ésta fue evaluada en primer término en 4.000-15.000 parejas reproductoras (Tucker y Heath, 1994) y posteriormente se ha establecido una población mínima de 6.430 parejas (Ramírez y Soler en Martí y Del Moral, 2003).

En Cataluña, se estima una población de 211-274 aves (Noguera et al. en Herrando et al., 2011). No hay datos de anillamiento que permitan conocer con certeza sus movimientos invernales. Es una especie sedentaria (Cramp, 1988; Tellería et al., 1999; Moreno en Salvador y Morales, 2011) que puede efectuar algunos movimientos, sobre todo en las zonas norteñas de naturaleza y alcance poco conocidos.

Hay algunos informes del primer tercio del siglo XX que podrían sugerir una cierta migración a través del Estrecho (Moreno en Salvador y Morales, 2011), pero no se ha observado tal comportamiento en fecha más reciente (Tellería, 1981). Se ha apuntado asimismo la posibilidad de una cierta migración altitudinal en zonas de montaña (Prodon, 1985) y también se ha constatado la desaparición durante el invierno de áreas de nidificación de Navarra (Elósegui, 1985). Los juveniles pueden efectuar movimientos dispersivos en otoño (Prodon, 1985) que, ocasionalmente, pueden llevarles lejos del área de nidificación.

Maximiza sus probabilidades de presencia sobre unidades de 100 km2, apareciendo en el 8% de los recorridos por cuadrícula, en localidades del sureste peninsular, donde la cobertura de pinares no supera los 14 km2 y las precipitaciones invernales se hallan por debajo de 210 mm. Si se consideran por separado las 22 categorías ambientales, esta especie selecciona positivamente ambientes rocosos, matorrales y áreas periurbanas, evitando en gran medida cultivos y formaciones boscosas. Del resto de categorías, sólo los mosaicos agropecuarios muy fragmentados presentan densidades algo significativas de entre las categorías que son ocupadas proporcionalmente a su mera disponibilidad. Durante la primavera es un ave propia de zonas secas y escarpadas, de vegetación rala, con cantiles y taludes, haciendo buen uso también de casas cueva y cortijos abandonados (Tellería et al., 1999; Ramírez y Soler en Martí y Del Moral, 2003; Yanes y Delgado, 2006; Moreno en Salvador y Morales, 2011).

Sus preferencias de hábitat durante el invierno son poco conocidas a escala amplia, pero a una escala más reducida, la escasa información existente apunta a que dichas preferencias son muy similares a las que presentan en primavera y a las obtenidas en este atlas. Así, para el centro de España se señala una preferencia acusada por hábitats herbáceoarbustivos y con una cobertura apreciable de roca (Carrascal et al., 2002), encontrándose también en zonas de matorral bajo y disperso (Baquero en Del Moral et al., 2002). En Cataluña, habita zonas muy áridas, abiertas, de escasa cobertura vegetal y con presencia siempre de estructuras rocosas naturales o artificiales (Noguera et al. en Herrando et al., 2011).

Según esto es muy posible que la alta selección positiva que hace de los matorrales se deba, no a la estructura de la vegetación, sino a estar asentados en relieves cuya tipología le es especialmente favorable. Sus densidades son muy bajas incluso en aquellas categorías ambientales óptimas. Presenta valor máximo de 1,2 aves/km2 en los matorrales, seguido por algo menos de 1 ave/km2 en los mosaicos agropecuarios y valores entorno a las 0,2 aves/km2 en áreas periurbanas, cultivos de secano, ambientes rocosos y pinares.

Estos valores globales de densidad contrastan con los obtenidos en el centro de España (Carrascal et al., 2002) que fueron de 1,3 aves/10 ha (13 aves/km2) en roquedos montanos y 0,3 aves/10 ha (3 aves/km2) en sotos fluviales de las partes bajas de áreas de montaña, pero son del mismo orden que los citados para la época reproductora como media de sus valores en hábitats óptimos, 0,16 aves/10 ha (1,6 aves/km2; Ramírez y Soler, 2003).

Reproductor 4.000-15.000 parejas.

Propuestas: - Conservación del hábitat estepario.