Populus nigra L. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

7292

El chopo negro tiene una amplia distribución por toda Europa, encontrándose también en el norte de África y en el centro y oeste de Asia. El área de distribución también incluye al Cáucaso y a amplias zonas del Medio Oriente (Zsuffa, 1974; Vanden Broeck, 2007). Habiendo sido cultivado y difundido desde la antigüedad, es difícil precisar su área original, que podría situarse en las estepas arboladas de Asia occidental y Europa oriental (Ruiz de la Torre, 2006). Está presente en toda la Península Ibérica, especialmente en los sistemas fluviales más importantes (Ruíz de la Torre, 2006).

En las formaciones de ribera de las cuencas del sur de España esta especie es mucho menos frecuente, estando representada por rodales relícticos de pequeño tamaño (Maestro, 2007), a veces de dudoso origen e identidad.

Los chopos son especies de luz, de temperamento muy robusto, colonizadores de terrenos desnudos en las riberas de los ríos; por eso deben plantarse a densidades bajas. En general, soportan mal la competencia y no se desarrollan adecuadamente bajo cubierta. Son muy exigentes en agua, en sustancias minerales y en oxígeno. Rechazan los suelos salinos.

Resultan indiferentes a la cuantía y distribución de las precipitaciones y a la humedad relativa del aire, siempre que dispongan de agua en el suelo. Parecen vegetar mejor en zonas de continentalidad acusada, porque en estas condiciones son menos atacados por los hongos patógenos. Son relativamente exigentes en volumen de tierra fina.

Los chopos toman, a través de las raíces, el oxígeno que se encuentra en los poros del suelo y también pueden aprovechar el oxígeno disuelto en el agua. Por ello, la profundidad útil del suelo condiciona la asimilación de oxígeno por los chopos. Cuando la profundidad del suelo es suficiente y su textura es tal que permite la presencia de aire en los poros que deja y, además, la capa freática es circulante y oxigenada, entonces los chopos pueden disponer de todo el oxígeno que necesitan; en caso contrario, se produce asfixia.

Los árboles alcanzan el estado reproductivo entre los 6 y los 10 años, aunque puede haber variaciones según las condiciones ambientales (Zsuffa, 1974; Stanton y Villar, 1996). La floración se produce en febrero-marzo y precede a la brotación. La floración masculina se inicia 1-2 semanas antes que la femenina, prolongándose durante 2-3 semanas. Dentro de un mismo rodal existe variación en la fenología floral, tanto entre los árboles masculinos como en los femeninos, que asegura un solapamiento, durante dos semanas entre la dispersión de polen y la fase receptiva de los árboles femeninos.

Los cruzamientos entre individuos de un rodal no surgen al azar y un árbol femenino generalmente se cruza con un limitado número de individuos masculinos, con los que tiene solape fenológico (Vanden Broeck, 2007). Tras la fase de dispersión del polen, los amentos se marchitan y caen. La producción de semillas es anual, y la maduración de estas tiene lugar de marzo a junio.

La dehiscencia de las cápsulas se inicia a las 4-6 semanas de la polinización, en abril-junio, y está favorecida por la sequedad ambiental. Las semillas tienen una corta viabilidad en condiciones naturales (1-2 semanas) y precisan condiciones hídricas del suelo muy específicas para germinar. No tienen período de dormición; en contacto con la humedad germinan en unas horas.

Sin embargo, las plántulas son muy vulnerables durante las primeras semanas y la tasa de mortalidad puede alcanzar el 85% (Barsoum, 2000). Su regeneración natural está fuertemente asociada a la dinámica fluvial (Braatne et al., 1996). En condiciones naturales, la diseminación de gran cantidad de semillas coincide con el período de postinundación, cuando las condiciones de humedad de los sedimentos recién depositados son idóneas para la colonización.

Populus nigra también se multiplica de forma natural por vía vegetativa, como una estrategia alternativa. Sin embargo, la propagación asexual no es espontánea en esta especie, como ocurre en el álamo blanco. En P.

nigra la propagación vegetativa está inducida por las perturbaciones asociadas a las inundaciones, que ocasionan fracturas con arrastre de ramas y árboles y lesiones en raíces superficiales que estimulan las yemas durmientes en ramas y raíces. Así, las copias de la planta madre producidas por este tipo de propagación pueden ser transportadas a distancia por el agua (Barsoum, 2001; Rood et al., 2003), dando origen a una estructura clonal en algunos rodales y poblaciones.