Otus scops (Linnaeus, 1758) Nombre preferente:

Autillo

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

12175

Mundial. Se reproduce en las regiones templadas euroasiáticas y del norte de África, principalmente en los países Mediterráneos, próximo Oriente, Mongolia y oeste de China, y llega por el norte hasta Alemania, Polonia y el lago Baikal. Aunque penetra bastante hacia el norte (Purroy, 1997), falta o es extremadamente accidental en la mayor parte de Europa central, Islas Británicas y en los países nórdicos (Cramp, 1985). Las poblaciones más norteñas son migradoras, mientras que las más meridionales lo son parcialmente o son sedentarias (Cramp, 1985).

España. Ampliamente distribuida por toda la península Ibérica y Baleares. Abundante en la Península (SEO/BirdLife, 1999b, 2000b y 2001d), presente en todas las provincias, con mayores densidades en áreas mediterráneas y escasa en el norte y este de Galicia, norte de León, Asturias, y otras zonas muy áridas o de montañas elevadas (Purroy, 1997).

También cría en Ceuta y Melilla. Evita los bosques densos, aunque selecciona zonas boscosas tales como alcornocales, dehesas, cultivos de frutales o pinares y robledales abiertos, y alcanza las máximas densidades en zonas agrícolas con setos y árboles intercalados, en los sotos, en áreas de matorral mediterráneo y en parques de pueblos y ciudades (SEO/BirdLife, 1999b). Aunque siempre en bajas densidades, en ambientes semiáridos las mayores densidades se encontraron en mosaicos agroforestales y ramblas (datos propios), mientras que en la región eurosiberiana muestra tendencia a ocupar campiñas y zonas abiertas con poca densidad de arbolado (Zuberogoitia, 2002).

Los individuos de la subespecie nominal, la más extendida por el centro y sur de Europa, se consideran migrantes de larga distancia, y sus áreas de invernada llegan hasta África tropical (Cramp, 1985), aunque en España invernan escasos ejmplares.

En general, parece que se observan ejemplares en los lugares más térmicos de la Península: provincias mediterráneas, Andalucía y Extremadura, lo que ya fue descrito a escala regional en algunos atlas invernantes disponibles. En Cataluña parece seleccionar ambientes de menores altitudes y próximos a zonas costeras como los deltas del Ebro y del Llobregat, aunque también se hayan detectado algunos aislados en el interior (Abella et al. en Herrando et al., 2011). En la Comunidad de Madrid no se observa un patrón claro, aunque parece que se localizan en zonas de climas más benignos (Orejas y Alonso en Del Moral et al., 2002).

Reproductor 30.000-34.000 parejas en los años 90.

Las medidas de conservación más útiles serían el control de los cambios ambientales y del empleo masivo de plaguicidas. Asimismo, resulta necesario salvaguardar las arboledas viejas, en las que se encuentran los agujeros apropiados para la nidificación, mosaicos agroforestales y ramblas. El empleo de cajas nido apropiadas puede solventar en parte la escasez de lugares para nidificar en estos hábitats. En la costa alicantina, la ocupación de una zona una temporada no permite predecir su ocupación en la siguiente, lo que está en contraste con el alto grado de filopatría que presenta (datos propios).

Esto es válido incluso para zonas inalteradas, lo que podría explicarse, de manera no excluyente, mediante perturbaciones en sus cuarteles de invierno, una alta mortalidad en la costa durante la migración (determinada por la imprevisible y rápida desaparición de hábitat) o una respuesta a variaciones en la abundancia de alimento difíciles de estudiar. Uno de los principales problemas es el desconocimiento existente sobre la especie, algo que se intenta paliar por medio del Programa NOCTUA de SEO/BirdLife, en el que se realiza un seguimiento anual a escala nacional. -.

Los principales problemas de conservación que le afectan son la alteración del hábitat y el empleo de plaguicidas. En el primer caso, la desaparición de sotos fluviales, así como la transformación del paisaje tradicional por regadíos, cultivos forestales y urbanizaciones derivan, por una parte, en una disminución sistemática de la disponibilidad y abundancia de alimento y, por otra, en una reducción de los lugares adecuados para nidificar (Zuberogoitia, 2002). El empleo de plaguicidas acentúa aún más la reducción de las especies presa y produce un efecto de bioacumulación de sustancias tóxicas. Amenazas como los atropellos, expolios, persecución directa, etc., pueden ser localmente importantes y tener serios efectos en pequeños núcleos.

Propuestas: - Control del uso de plaguicidas, especialmente, en bosques y parques. - Conservación de árboles viejos en las labores silvícolas. - Posible instalación de cajas-nido como sustituto de cavidades naturales.