Ptyonoprogne rupestris (Scopoli, 1769) Nombre preferente:

Avión roquero

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

12131

Mundial. De distribución paleártica, ocupa una banda discontinua entre los paralelos 30 y 47º N, en áreas montañosas y relieves abruptos, entre Portugal y Marruecos por occidente y las costas del mar Amarillo en el Extremo Oriente. Salvo poblaciones locales, en Europa no rebasa hacia el norte el Mediodía francés, los Alpes, el río Danubio y el Cáucaso. En las regiones frías su comportamiento es de migradora típica, mientras que en las de invierno menos severo tiende a ser sedentaria o a realizar desplazamientos de corto rango, a menudo de carácter altitudinal.

España. Ampliamente dispersa por el territorio peninsular español y la isla de Mallorca. Su distribución está generalmente ligada a una topografía escarpada, y falta en grandes extensiones de los principales valles fluviales y de las dos mesetas.

Tampoco hay constancia de su presencia en el NO de Galicia, otros puntos del Cantábrico y el NE de Cataluña, posiblemente como consecuencia de factores como la pluviometría, muy elevada en algunas de estas zonas, y la litología ya que en general son áreas graníticas y por tanto, menos favorables. Las ausencias en algunas serranías béticas y subbéticas y de otras áreas pueden deberse a deficiencias de prospección. No cría en Canarias, Ceuta ni Melilla.

Durante el invierno se ve con frecuencia en zonas bajas, marismas y humedales, así como en otros enclaves con buena disponibilidad de alimento, donde alcanza puntualmente notables concentraciones. La escasez de recuperaciones de ejemplares anillados de este hirundínido (15 en 1973-2000) limita el conocimiento de detalle de su movilidad.

Entre los 22 ambientes considerados en este trabajo, el avión roquero selecciona embalses y otros humedales lénticos, ambientes rocosos y playas y riberas sin vegetación. En menor grado elige áreas urbanas y periurbanas, sotos y matorrales. Esto concuerda con el uso preferente de roquedos en el centro de España (Carrascal et al., 2002; Frías en Del Moral et al., 2002) y de humedales y zonas urbanas litorales en Cataluña (Bros en Herrando et al., 2011). La configuración ambiental más favorable en la Península, con un promedio de detección del 14% de los muestreos, corresponde a cuadrículas mediterráneas con temperatura mínima invernal superior a 7,2 ºC.

Por tanto, se aprecia una clara selección de ambientes acuáticos y roquedos o construcciones en zonas con inviernos suaves. Respecto a la densidad promedio, los valores más altos se obtienen en mosaicos agrícolas (3,6 aves/km2), embalses y otros humedales lénticos (2,9) y matorrales (2,7). Cifras intermedias (1,1-1,6 aves/km2) se observan en pinares, encinares-alcornocales y riberas, arboladas o no.

En el centro de España se citan valores máximos en invierno de 47 aves/km2 en roquedos (Carrascal et al., 2002). El avión roquero aparece en todos, excepto dos, de los medios aquí considerados. Ello se debe a que se alimenta en vuelo, siendo bastante independiente del medio circundante.

Por tanto, las densidades por hábitat aquí expuestas deberían tomarse como orientativas. Con relación al periodo reproductor, la ocupación del hábitat principal, los roquedos, es similar, aunque se aprecia una deriva general en invierno hacia zonas bajas, costeras, urbanas y con agua. No se conocen datos promedio de densidad en primavera que permitan comparaciones directas, siendo la media de las máximas en dicha época de 13 aves/km2 en roquedos (Malo de Molina en Martí y Del Mor al, 2003).

Reproductor 84.000-100.000 parejas.

Especie muy poco estudiada en España, donde apenas se han publicado trabajos monográficos. Es por tanto imprescindible un conocimiento mucho más profundo para asegurar su conservación. Su capacidad para colonizar edificaciones le proporciona posibilidades de expansión. También las canteras juegan este papel (Urios et al., 1991).

Resulta probable que pudiera aceptar nidales artificiales, lo que le facilitaría la colonización de nuevas infraestructuras o acrecentar poblaciones locales. Como insectívora, es vulnerable al uso de biocidas agrícolas, si bien los enclaves en que cría no suelen ser los más castigados por estas prácticas. Se ha señalado la posibilidad de que ciertas actividades de tiempo libre, como la escalada o la espeleología, puedan perjudicar a algunas colonias (Jubete, 1997).

Propuestas: - Conservación del hábitat. - Control del uso de plaguicidas. - Estudio de la especie.