Sitta europaea Linnaeus, 1758 Nombre preferente:

Trepador azul

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

11226

Mundial. Amplia distribución en latitudes medias del Paleártico, desde la península Ibérica y Marruecos hasta las costas asiáticas del Pacífico (Matthysen, 1998). Se reparte de forma generalizada, con la excepción principal de las regiones boreales, Irlanda, Escocia y la mayoría de las islas mediterráneas. Los países centroeuropeos acogen al grueso de esta población, de la cual la española también supone una fracción significativa (BirdLife International/EBCC, 2000).

España. En el centro y sur de la Península habita la subespecie hispaniensis, mientras que los ejemplares del norte pertenecen a la subespecie caesia, si bien presentan caracteres intermedios entre ambas (Cramp & Perrins, 1993). Falta en ambos archipiélagos, Ceuta y Melilla.

En la Península presenta una distribución de tipo atlántico-montano (De Juana, 1980) y su abundancia se relaciona positivamente con la precipitación media anual (Tellería & Santos, 1994). Se extiende de manera continua por la franja más septentrional de la Península, desde el centro de Galicia hasta Girona, donde ocupa sobre todo bosques caducifolios (Carrascal, 1985). Alcanza en general, como es habitual en Europa (Matthysen, 1998), una mayor densidad en robledales que en hayedos (Álvarez et al., 1998).

También nidifica en pinares y abetales en los Pirineos (Sampietro et al., 1998). En la franja costera del Cantábrico y Galicia resulta rara, como consecuencia de la escasez de bosques caducifolios de cierta extensión y la dominancia de plantaciones de eucaliptos y pinos, medios con un aprovechamiento maderero de turno muy corto donde la especie no penetra (Tellería & Galarza, 1990). Al sur de la región eurosiberiana su presencia se limita básicamente a los principales macizos montañosos: sistemas Ibérico y Central, Montes de Toledo, Sierra Morena, sierra de Cazorla y serranías de Málaga y Cádiz, donde llega prácticamente al borde del mar.

Además, se halla bien distribuida en el extremo SO, en Huelva, Badajoz y en el norte de Sevilla. En la región mediterránea prefiere las áreas más húmedas (Potti & Tellería, 1984) y ocupa robledales y pinares montanos bien desarrollados (De Juana, 1980; Obeso, 1987; Tellería, 1987), aunque en el cuadrante SO habita, si bien de manera irregular, encinares y alcornocales (Tellería et al., 1999; Prieta et al., 2000), un tipo de hábitat que en general rechaza en el resto de su área de distribución ibérica (De Juana, 1980).

De acuerdo a estudios previos en ámbitos geográficos más reducidos, ocupa preferentemente durante el invierno ambientes forestales húmedos con un buen desarrollo del arbolado, tanto de especies planifolias caducifolias (melojares, hayedos y robledales), como de perennes (encinares) y coníferas, estos últimos en mayor intensidad en la región Mediterránea (Ramírez en Del Moral et al., 2002; Carrascal et al., 2003; Gainzarain, 2006). Los bosques de ribera parece que son evitados en la región Eurosiberiana (Gainzarain, 2006). Así, de las 22 grandes categorías ambientales consideradas en este trabajo, selecciona positivamente todas las de carácter forestal (salvo enebrales/sabinares, eucaliptales y bosques de ribera) y rechaza el resto. En consecuencia, la máxima frecuencia de aparición del trepador azul en la Península (en promedio en el 24% de los muestreos realizados) corresponde a territorios con un paisaje a gran escala netamente forestal y con una cobertura de encinares o alcornocales densos mayor del 28%.

En otras áreas también puede ser muy común (hasta el 11-17% de los recorridos) si la cobertura de bosques caducifolios supera los 20-25 km2. Las densidades más altas (8-10 aves/km2) se dan en encinares/alcornocales y robledales, así como pinares y abetales (sobre 5 aves/km2), aunque estos son valores medios ponderados para grandes superficies y se han publicado estimas regionales algo más elevadas (por ejemplo, unas 15-20 aves/km2 para zonas de media montaña en Cataluña y 12-14 aves/km2 en pinares del centro de España; Carrascal et al., 2002, 2003; Pujol y Batriu en Herrando et al., 2011).

Reproductor: 550.000-1.200.000 parejas (1997).

Es una de las muchas especies que se verían favorecidas si en la gestión de los bosques en España se tuviera más en cuenta el valor del arbolado maduro y de la madera muerta. -.

Nidificante troglodita, precisa de bosques maduros de cierta extensión para asentarse, por lo que se ve perjudicada por los incendios forestales, las talas abusivas y la fragmentación del hábitat (Hagemeijer & Blair, 1997; Purroy, 1997). Dada su dependencia del arbolado viejo, resulta especialmente sensible a los efectos de la explotación forestal (Camprodón, 2001). Las plantaciones de coníferas constituyen un hábitat apropiado para el Trepador Azul cuando se permite que los árboles alcancen una edad avanzada, lo que no ocurre en muchas casos, por ejemplo en las amplias superficies que ocupa el pino de Monterrey en el norte de la Península (Tellería, 1992). Por otra parte, la recuperación de la cubierta forestal en muchas zonas rurales por la disminución de la agricultura, el pastoreo y la extracción de leña, ha creado nuevos hábitats para la especie, si bien en la mayor parte de los casos se trata aún de masas demasiado jóvenes.

Propuestas: - Conservación del hábitat, manteniendo árboles maduros, entre las frondosas. - Control del uso de plaguicidas. - Colocación de nidos artificiales en masas jóvenes o repoblaciones de coníferas.