Aegithalos caudatus (Linnaeus, 1758) Nombre preferente:

Mito

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

10993

Mundial. Especie politípica de distribución paleártica, que se extiende desde la península Ibérica hasta el oriente asiático. Ampliamente distribuida en Europa, aunque falta en el norte de Escandinavia, Baleares, Cerdeña y norte de África. España.

Dos subespecies en España, taiti en Pirineos y norte peninsular e irbii en el centro y mitad meridional (Tellería et al., 1999). Se reparte por casi toda la Península, aunque parece más común en el tercio norte. Marcadamente forestal, falta de áreas desarboladas de la meseta norte occidental, valle del Ebro, La Mancha, sur de Extremadura, Andalucía occidental y SE peninsular.

Falta también en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. Respecto al anterior atlas nacional (Purroy, 1997), aparece en las serranías andaluzas, con importantes superficies forestales, y en las que entonces pudo no ser registrada. Está presente en todo tipo de bosques, si bien prefiere las frondosas a las coníferas, fundamentalmente en robledales y, en menor medida, en encinares (Carrascal, 1985), pero siempre con sotobosque bien desarrollado, lo que podría explicar su escasez en hayedos.

Coloniza los pinares de repoblación gracias a las pequeñas manchas de vegetación decidua en los mismos (Potti, 1985b). Los bosques de ribera acogen poblaciones no muy abundantes, pero constituyen enclaves muy importantes en zonas deforestadas. En general, no coloniza los pinares oromediterráneos (Tellería et al., 1999).

Normalmente presente por debajo de 1.000 m de altitud, aunque alcanza los 1.500-1.600 m en el Sistema Ibérico (De Juana, 1980), Pirineo oriental (Ferrer et al., 1986b) o Sierra Nevada (Pleguezuelos, 1992). Tellería & Santos (1993 y 1994) no encontraron una asociación clara entre su distribución y gradientes fisionómicos, florísticos o climáticos de la Península, aunque prácticamente desaparece de los sectores más xéricos. Especie sedentaria, si bien las poblaciones más norteñas pueden realizar movimientos invernales irruptivos hacia el sur (Cramp & Perrins, 1993).

De acuerdo a estudios previos en ámbitos geográficos más reducidos, el mito común se localiza en invierno en hábitats forestales a distinta altitud, principalmente de especies caducifolias (robledales y sotos fluviales, pero también encinares y, en menor medida, pinares), y evitan las áreas agrícolas no arboladas (Tellería et al., 1999; Carrascal et al., 2002, 2003; Pinilla en Del Moral et al., 2002; Gainzarain, 2006). Estos mismos trabajos indican que las campiñas sólo tienen importancia como área de invernada en el norte peninsular (Tellería et al., 1999; Carrascal et al., 2003), donde es frecuente pero escaso (Gainzarain, 2006). En este atlas, la máxima frecuencia de aparición en la Península, en promedio en el 50% de los muestreos realizados, corresponde a las cuadrículas del tercio norte peninsular (más de 41º N), donde sus probabilidades de presencia son el doble que en el resto del país, promediando respectivamente 4% vs. 2% de presencias de los muestreos realizados.

No obstante, en la mitad meridional, puede alcanzar elevadas probabilidades de presencia, del 6-7%, cuando existen más de 8 km2 de sabinares y enebrales, o bien con más de 12 km2 de olivares (si bien en este último caso la cobertura agrícola total debe ser inferior a 57 km2). De las 22 grandes categorías ambientales consideradas en este trabajo, tiende a seleccionar positivamente todas las de carácter forestal (salvo enebrales/sabinares y eucaliptales), en especial las de árboles planifolios, y muy negativamente las relativas a cultivos de todo tipo, matorrales y ambientes poco vegetados. Algunas de las densidades más altas (25-35 aves/ km2) se dan en sus medios preferidos (encinares, robledales y sotos), en consonancia con los resultados anteriores y recopilaciones previas de censos invernales (Tellería et al., 1999; Carrascal et al., 2003).

Sin embargo, en claro contraste con las preferencias de hábitat, alcanza sus densidades máximas en pinares y en mosaicos agropecuarios fragmentados (> 50 aves/km2), que tienden a ser poco ocupados o evitados en el conjunto del país (Tellería et al., 1999; Carrascal et al., 2003). Esta aparente contradicción se debe probablemente a que tales densidades se alcanzan en los pinares y mosaicos agropecuarios (que incluyen campiñas) del norte peninsular, mientras que estos mismos medios son escasamente ocupados en el resto del territorio. Otra explicación posible es que los mitos usen (o eviten) pinares y mosaicos agropecuarios de acuerdo aproximadamente a su disponibilidad, es decir, que el índice de selección no sería significativamente distinto de cero, pero que aquellos que ocupen acaben alcanzando altas densidades.

Reproductor: 700.000-1.650.000 parejas (1997).

Destaca la importancia de la conservación de los sotos ribereños, sobre todo en zonas ampliamente deforestadas y áridas del sur de España, donde se convierten en refugio para la especie. -.

No parece tener graves problemas de conservación. El factor de amenaza más importante es la destrucción y transformación del hábitat, como consecuencia de los incendios forestales y tala de bosques. Al igual que otros paseriformes forestales, puede verse muy afectada por la fragmentación de los bosques, sobre todo en las zonas más secas del sur de España (Santos & Tellería, 1997), por lo que resulta muy importante la conservación de grandes superficies continuas de masas forestales naturales.

Propuestas: - Conservación del hábitat, especialmente el de ribera, con mantenimiento de árboles maduros.