Cisticola juncidis (Rafinesque, 1810) Nombre preferente:

Buitrón

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

11543

Mundial. Se reproduce en las zonas ecuatorial, tropical y subtropical de África, Asia y Australia, en la Europa mediterránea, Oriente Próximo y área eurosiberiana en su borde más meridional (Hagemeijer & Blair, 1997). En Europa cría desde Portugal hasta Bulgaria, a través de los países de la cuenca mediterránea, Suiza y sur de Alemania, y ha colonizado recientemente las costas atlánticas de Francia, Bélgica y Países Bajos (SOVON, 1987). España.

Se extiende a lo largo de la costa atlántica y mediterránea, así como en los valles y llanuras de las principales cuencas hidrográficas, desde donde penetra hacia el interior por las vegas y cultivos cerealistas, y llega a comarcas como La Rioja, Tierra de Campos y La Mancha. Cría en Baleares, Ceuta y Melilla, pero no lo hace en Canarias. Esta distribución termófila coincide con la de los pisos bioclimáticos más bajos de las regiones eurosiberiana (colino) y mediterránea (termo y mesomediterráneo).

Parece que la altitud y el clima son los factores que limitan su distribución como reproductora ya que es poco frecuente por encima de los 750 m, aunque en algunas zonas alcanza pastizales a 1.000 m. Prácticamente ausente de regiones que se encuentran por debajo de la isoterma de 3,5 ºC en enero (Hagemeijer & Blair, 1997). Habita los espacios llanos y abiertos, tanto húmedos como secos, provistos de vegetación herbácea densa, juncales, albardinares, carrizales y campos de cultivo de regadío y secano, especialmente los dedicados al cereal de menos de 1 m de altura.

Evita bosques y lugares arenosos, pedregosos y rocosos. En la Comunidad de Madrid (Díaz et al., 1994) se registran las máximas abundancias en cultivos de regadío (>0,6 de frecuencia), secano (>0,2) y carrizales (>0,2). En la zona levantina también se encuentra en arrozales y humedales.

En la Península y Baleares cría la subespecie cisticola.

La configuración ambiental que maximiza su presencia en la península Ibérica sobre unidades de 100 km2, apareciendo en promedio en el 24% de los recorridos muestreados, son las cuadrículas del oeste peninsular de más baja altitud media, con menos de 90 m s.n.m. Por otra parte, en Baleares, es particularmente abundante en cuadrículas con más de 5 km2 con cultivos de regadío, donde aparece en el 28% de los muestreos. Selecciona positivamente aquellos ambientes desarbolados, preferentemente agrícolas, que permiten mantener una relativa disponibilidad de agua durante el invierno, como en el caso de cultivos de inundación, embalses y otros humedales lénticos o regadíos, ordenados de mayor a menor importancia para la especie. La relevancia de agua en el medio para su presencia coincide con los resultados obtenidos en el centro peninsular (Carrascal et al., 2002, 2003).

Los cultivos de inundación constituyen el hábitat seleccionado más habitualmente, máxime si se tiene en cuenta su baja disponibilidad. También se encuentra con relativa frecuencia en las inmediaciones de medios acuáticos como riberas o playas, así como en formaciones abiertas naturales o antropizadas siempre que estén provistas de vegetación herbácea. Estos datos de preferencia de hábitats y abundancia coinciden con los obtenidos en estudios más localizados como en la Comunidad de Madrid (Bermejo en Del Moral et al., 2002), donde se ha constatado que muestra una clara preferencia por zonas desarboladas con abundante vegetación herbácea, principalmente mosaicos de cultivos (sobre todo de regadío) y eriales.

Por el contrario, no ocupa casi nunca cualquier tipo de ecosistema forestal y de hábitat rupícola, siendo igualmente escaso en formaciones arbustivas. Su presencia en zonas arboladas coincide exclusivamente con sotos ribereños (Carrascal et al., 2002) y plantaciones de chopos (Bermejo en Del Mor al et al., 2002). La mayor densidad de la especie se encontró en mosaicos agropecuarios muy fragmentados con aproximadamente 10 aves/km2 y en cultivos de secano con algo más de 8 aves/km2, a pesar de que en este caso no se trate de un hábitat seleccionado positivamente.

Estas cifras coinciden con las de las mayores densidades registradas en el centro de la península Ibérica, aunque en Madrid, las mayores densidades de cistícola buitrón, de 12 aves/ km2, se obtuvieron en carrizales (Carrascal et al., 2003). No obstante, cabe destacar que en Cataluña, las mayores densidades sobrepasan ampliamente las del centro de la Península con 90 aves/km2 en humedales (Bros et al. en Herrando et al., 2011). Después de los mosaicos agropecuarios y los cultivos de secano, las mayores densidades se encontraron en cultivos de regadío, pero ya con valores mucho menores, de 4 aves/km2.

En el centro peninsular, tras los carrizales, las mayores densidades también se encontraron en regadíos o bien en mosaicos con presencia de zonas húmedas o cultivos con algo menos de 10 aves/km2 (Carrascal et al., 2002).

Reproductor: 14.300-57.000 parejas.

No parece tener importantes problemas de conservación, debido a sus tendencias expansivas y recolonizadoras. Las principales amenazas son la pérdida de hábitat (transformación de pastizales en tierras agrícolas, sobrepastoreo, repoblaciones forestales o urbanizaciones) y los cambios en los usos agrícolas (roturaciones, uso de plaguicidas y herbicidas, transformación de cultivos o agricultura intensiva bajo plástico). Otras causas que provocan elevadas mortandades son las naturales, como olas de frío (Galarza, 1993), o la permanencia de nieve cubriendo el suelo durante varios días consecutivos o más de 15 días de helada severa (-5 ºC) en invierno (Hagemeijer & Blair, 1997), lo que restringe su distribución de unos años a otros. Sin embargo, la recuperación de las poblaciones, afectadas por estas inclemencias meteorológicas, suele producirse de forma inmediata en la siguiente temporada.

Propuestas: - Manejo adecuado de zonas húmedas. - Conservación del hábitat.