Los trenes en marcha matan pájaros, y este problema es previsiblemente mayor en los ferrocarriles de alta velocidad (HSR). Sin embargo, los ferrocarriles de alta velocidad se han planificado y construido durante años con escaso conocimiento de este impacto, lo que ha llevado a que la evaluación del impacto ambiental y la mitigación se basen principalmente en la intuición o en datos blandos. Se ha prestado especial atención a los viaductos en los valles, donde se prescriben barreras de protección de las aves asumiendo sin evaluación formal su naturaleza de alto riesgo debido a los efectos de corredor y a la posición elevada del ferrocarril en ese lugar. Así pues, es necesario conocer mejor el comportamiento de las aves en torno a las vías férreas para fundamentar las decisiones medioambientales ante el previsible aumento de la extensión y el tráfico ferroviario. En este contexto, presentamos los resultados de un estudio de dos años de duración sobre los patrones de vuelo de las aves en un tramo de 8 km y tres viaductos (de 656 m, 334 m y 460 m de longitud) en la línea de ferrocarril de alta velocidad alrededor de León (noroeste de España). El estudio se basa en 10' estaciones de observación de aves (N=2.342) dedicadas al censo de aves en vuelo a lo largo de tramos de 120 m de la vía férrea (cada bandada o ave solitaria se denota como un 'cruce'). Dado que la muerte de un tren puede ocurrir cuando las aves vuelan a través del espacio entre el carril y la catenaria, la frecuencia total de cruces de aves y el porcentaje de cruces a través de la zona de riesgo fueron nuestras variables objetivo. Nuestros resultados muestran que el cruce de la vía férrea por aves es frecuente y depende bastante de condiciones muy locales. Así, en la zona de estudio el vuelo de aves a través del viaducto sobre el río Esla (media de 47,0 cruces/kmh) fue menos frecuente que en otros tramos adyacentes (69,6 cruces/kmh); y ambas características mucho mayores que las observadas en los dos viaductos sobre el río Bernesga (18,7 y 16,5 cruces/km*h) en la misma vía férrea. En cuanto a la proporción de vuelos a través de la zona de riesgo, fue mayor cuando la vía férrea discurre sobre terraplenes (45,5%) que en cualquier viaducto. Los porcentajes de cruces de riesgo fueron bastante similares entre éstos, aunque algo menores (23,7%) en el protegido con pantallas opacas de 2 m que en los no protegidos (32,2% y 27,5% respectivamente).
Se observó que varias especies comunes (p. ej., Columba palumbus, Fringillidae, Hirundinidae), pero también otras de mayor interés para la conservación (p. ej., Milvusmigrans, Circus aeruginosus, Buteo buteo), cruzan con frecuencia por la zona de riesgo tanto en los viaductos (con o sin barreras) como en los tramos llanos de la vía férrea. Concluimos que (i) muchas aves cruzan rutinariamente la vía férrea bajo riesgo de morir y (ii) esta situación es muy dependiente de las condiciones locales, lo que obliga a un análisis detallado de las futuras líneas del TAV durante su planificación y al desarrollo de amplios estudios de avifauna para evaluar adecuadamente los impactos ambientales y localizar y diseñar las medidas de mitigación. Además, (iii) los viaductos pueden no ser siempre los lugares más peligrosos para las aves, y (iv) las pantallas de protección de aves deberían ser más altas que las utilizadas habitualmente para la protección acústica, ya que no disuaden a las aves de cruzar el hueco entre el carril y la catenaria. También son necesarios estudios básicos exhaustivos como éste, debido al enorme desconocimiento que existe sobre los efectos del ferrocarril en la fauna.
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