Eriobotrya japonica (Thunb.) Lindl. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

No nativa

    Identificador:

4229

Se trata de una especie originaria de China y cultivada desde tiempos muy remotos en Japón, aunque sin ser nativa.

Florece de octubre a febrero. En la naturaleza se reproduce principalmente por semilla, aunque en fruticultura es mucho más habitual el estaquillado.

Se trata de una especie relativamente rústica, adaptada a todo tipo de terrenos, más bien termófila pero con cierta capacidad para resistir el frío. De hecho, aguanta bien el clima de Madrid, donde se ha plantado como ornamental en algunas calles. Soporta la sequía moderada, pero en climas áridos requiere unas condiciones hídricas en el suelo más favorables.

En nuestro país, no supone un problema ni ambiental ni económico relevante en la Península y en Baleares, debiendo considerarse un ergasiofigófito o a lo más un epecófito. Distinta es la situación en Canarias, donde si que es una especie peligrosa al invadir setos y orlas forestales en las islas más húmedas, si bien la situación más habitual es la presencia de árboles aislados en zonas bien conservadas del monteverde. Se encuentra presente en los Parques Nacionales de la Caldera de Taburiente y de Garajonay. Así como en el Parque Rural de Anaga.

B, GC [Gc], GI, PM [Mll], TF [Pa, Go, Tf]. Tendencia demográfica estable en la Península y Baleares y expansiva en Canarias.

En el archipiélago canario debe evitarse su cultivo, tanto agrícola como ornamental en aquellas zonas más sensibles de las islas. Cuando se trata de invasiones ya producidas, lo más recomendable es la utilización de métodos manuales (tala y retirada de restos vegetales). Los métodos mecánicos no serían aconsejables debido al daño que podría causar la maquinaria en un territorio tan sensible como las Canarias y a veces con una orografía complicada. Por el mismo motivo, la aplicación de fitocidas, pese a resultar bastante eficaz, también estaría desaconsejada.

No se conoce la utilización de bioagentes para el control biológico de Eriobotrya japonica. Existen varias plagas y enfermedades que atacan al níspero, pero casi todas ellas son polífagas, de modo que su uso en programas de lucha biológica resultaría muy peligroso al poderse ver afectados otros cultivos.